En la clase tenemos una brujita llamada Kalisandra, que tenía un problema muy gordo: un ratón de Punta Umbría se comió su ojo, por eso todos los días Estela le dejaba su parche, a ver si se curaba.
La brujita nos contó que para curarla necesitaba la ayuda de su amiga, la varita dorita, así que le enviamos cartas pidiéndole ayuda.
Finalmente una semana más tarde llegó la bruja y ¡se hizo la magia! El ojo se curó. Pero como es nuevo Estela sigue dejándole sus parches para que no se canse.
Ahora la varita Dorita vive con nosotros y nosotras en la clase. Nos gusta tanto que hemos hecho nuestra propia exposición de varitas.
¡Seguro que con su magia vivimos muchas aventuras!
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